China destacó los resultados "positivos" obtenidos durante la visita del presidente del país, Xi Jinping, a Panamá con el objetivo de mejorar sus relaciones bilaterales y convertirlo en la "entrada" del gigante asiático en Centroamérica.
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El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Geng Shuang, explicó en rueda de prensa que Xi y su homólogo panameño, Juan Carlos Varela, alcanzaron ayer "amplios acuerdos y lograron resultados positivos y productivos" en la primera visita de un mandatario chino a Panamá.
"Le daremos al Canal de Panamá un mejor lugar en nuestro comercio", dijo el portavoz, ya que, teniendo en cuenta la posición estratégica, Panamá puede convertirse "en la puerta de entrada y en el punto de conexión entre China y Centroamérica".
También destacó que la visita del líder chino ha permitido impulsar la cooperación bilateral en áreas como las finanzas, el turismo, la logística, las infraestructuras, la educación o la sanidad.
"Damos la bienvenida a las exportaciones de marisco, carne y piñas de Panamá", comentó Geng, a la vez que el país centroamericano agradece la inversión y los negocios de las empresas chinas en su territorio.
Buscan impulsar el comercio
China, con quien Panamá negocia un tratado de libre comercio (TLC), tiene ya una importante presencia en el país centroamericano: es el segundo usuario del canal interoceánico, detrás de Estados Unidos, y el primer proveedor de la Zona Libre de Colón, la más grande del continente y ubicada en el Caribe panameño.
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La visita de Xi tras participar en el G20 en Buenos Aires se enmarca dentro de los planes del Gobierno chino de ampliar su influencia en América Latina, una región que históricamente ha estado bajo el paraguas de Washington.
Desde establecimiento de sus relaciones diplomáticas con China en detrimento de Taiwán en junio del año pasado, el país asiático ha aumentado su presencia en Panamá y sus empresas se han adjudicado multimillonarios contratos, mientras que EEUU lleva más de un año sin embajador.
Así, el giro diplomático de Panamá, al que luego siguieron República Dominicana y El Salvador, ha despertado gran recelo en EEUU.